Colombia se ajusta el cinturón por ralentización económica
El Gobierno aprobó un recorte de 2,3 billones de pesos en el presupuesto nacional para 2016.
Colombia se apunta por segundo año consecutivo a los recortes con los que espera capear la temporada de vacas flacas provocada por las discretas perspectivas económicas del país, la menor recaudación y un mercado petrolero que seguirá a la baja.
El Gobierno aprobó esta semana los presupuestos generales de la nación para 2016 con un recorte de 2,4 billones de pesos (unos 825 millones de dólares), que se obtendrán, en teoría, de una reducción de los gastos de funcionamiento del Estado.
Las perspectivas macroeconómicas prácticamente se han reducido a la mitad con respecto a 2014, cuando el país creció un 4,6 %, debido a la coyuntura económica que atraviesa Latinoamérica, región para la cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que cerrará el año con una tasa negativa del 0,3 %, entre otros factores.
Según las estimaciones divulgadas esta semana por Bancolombia, principal grupo financiero privado del país, la economía crecerá un 2,8 % en 2016, pero más preocupante que esta contracción es el déficit en cuenta corriente del 6,2 % del Producto Interno Bruto (PIB), previsto para este año, aunque el próximo debe bajar al 5,3 %.
El desequilibrio en la balanza de pagos ha crecido de manera sostenida en los últimos años hasta casi duplicarse ya que en 2012 el déficit era del 3,1 %, índice que aumentó dos puntos el año pasado (5,2 %), según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
El recorte que realizó el Gobierno en los presupuestos de 2015, que fue de 17 billones de pesos (unos 5.895 millones de dólares), no ha conseguido reducir el déficit estructural porque los ingresos exteriores se han reducido drásticamente, entre otros factores.
Y es que la renta obtenida por el petróleo, que representa la mitad de las exportaciones colombianas, han descendido de manera dramática, como consecuencia de la sostenida bajada del precio internacional de esta materia prima.
Si en 2014 los ingresos por la venta de crudo fueron de unos 28.900 millones de dólares, Bancolombia estima que para este año se recauden 15.200 millones de dólares, casi la mitad.
El panorama no es halagüeño puesto que para el próximo curso se espera una recuperación muy leve del precio del barril, actualmente entre los 45 y 50 dólares, pero en ningún caso los analistas económicos creen que llegue a franjas de tiempos pasados, por encima de los cien dólares.
Con un menor crecimiento y una caída de ingresos, al Gobierno colombiano le toca apretarse el cinturón, como señaló el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y de ahí el nuevo recorte en los presupuestos, bautizados como los del "post-boom petrolero".
No obstante, si el recorte de este año de casi 6.000 millones de dólares no sirvió para equilibrar las cuentas, no parece que los 825 millones de dólares de ajuste para 2016 sean suficientes, cuando todo apunta a que el panorama latinoamericano será más complejo.
En cuanto a los flujos de capitales, Colombia va a tener una menor entrada de recursos en la inversión directa, en donde para 2016 Bancolombia estima una entrada de menos de 10.000 millones de dólares, cuando en los años de bonanza se llegaron a superar los 16.000, debido a las dudas que genera la región.
Por tanto, Colombia tiene el desafío de buscar otras fuentes alternativas ajenas al petróleo y ahí entrarían los beneficios de la paz que traería un eventual fin del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El presidente Juan Manuel Santos ha reiterado que la paz generará un crecimiento adicional de la economía de entre el 1,5 y el 2 % del PIB en el escenario más optimista.
Sin embargo, el posconflicto supondrá también un esfuerzo económico adicional y de hecho, para 2016 el Gobierno destinará unos 10 billones de pesos (3.444 millones de dólares) y se calcula que en total requerirá una inversión de 90 billones de pesos (unos 31.060 millones de dólares) en la próxima década.
Otra fuente de ingresos podría ser la reforma tributaria estructural pero que el propio Santos anunció que no se podrá presentar este año debido a que todavía está en proceso de análisis.
La devaluación de alrededor del 40 % que ha sufrido este año la moneda nacional con respecto al dólar, cuya tasa de cambio está cerca de los 3.000 pesos colombianos, sería también beneficiosa para los exportadores y el Gobierno, que aumentaría la recaudación tributaria ante una mayor facturación de estas empresas.
Para la población no será tan positiva la depreciación de la moneda, pues a esta pérdida de valor adquisitivo se unirá un encarecimiento de la cesta básica de alimentos, que se ve reflejado en la inflación, por encima del 5 % en el último año.
EFE